Compartimos la reseña del libro LEER, ESCRIBIR, SOÑAR de Jorge Dávila Vázquez, realizada por uno de nuestros miembros, Julio Pazos Barrera.

LEER,ESCRIBIR, SOÑAR, UN LIBRO DE Jorge Dávila Vázquez

                                                                       JulioPazos Barrera

Miembro de Número de la Academia Ecuatoriana de la Lengua

            Este libro de Jorge Dávila V. reúne el ensayo Leer, escribir, soñar y 20 artículos publicados en Diario El Mercurio de Cuenca, de enero a junio de 2018, con el título general, ¿Cuántas novelas has leído?

            No voy a resumir los contenidos, los que por numerosos y diversos impiden esa práctica recomendada por viejos profesores  de la primera mitad de siglo XX. Me propongo elogiar la espontaneidad que el autor desarrolla en el tratamiento de la densa materia que trata. Va, pues, de las románticas novelas de folletón escritas en el siglo XIX, hasta las obras maestras de autores europeos tales como Stendhal y Dostoyesvski, entre otros.

            En verdad, Jorge escribe de su formación de lector y a su vez de su taller de escritor. Se conjugan en estas prácticas toda clase de percepciones, díganse las estéticas y las éticas. Una sutil cinta autobiográfica enlaza el conjunto. Me refiero a las presencias familiares, a las intervenciones de profesores, a las imágenes del ámbito de Cuenca –de la biblioteca y de las bibliotecarias-, de condiscípulos, de amigas y amigos, todos lectores. Esa cinta sutil evoca la permanencia en Francia, pero también el mapa literario del Ecuador trazado por narradores y poetas.

            En los artículos se despliega el admirable don de Jorge para aludir con nombres y apellidos las versiones cinematográficas de muchas novelas. Lectura que no fue solo metonímica, sino que se convirtió en diálogo. En ciertos casos se tiene la impresión de que Jorge ofreció agua o vino a los personajes y que hasta pudo recriminar ciertos comportamientos. Seguramente esas ficciones le indujeron a soñar. En esa dimensión son frecuentes asombro, desconsuelo, caridad y animosidad.

            Me resisto a mencionar la actitud didáctica del ensayo inicial y de los 20 artículos, porque pienso que es obvia, sin embargo, sin descartarla, encuentro que prima el modo de ser del autor. Alma sensible que en su transe no acaba de separar los achaques de la realidad ineludible de las ficciones levantadas con la lengua o las lenguas.

            En su afán de ponderar esa otra vida literaria que comparte, Jorge, suelta nombres de muchos aquejados. Pues, son sus contertulios predilectos, aunque pudo olvidar nombres. No cabe enrostrar esas afectaciones porque Jorge no pretende agotar informaciones si se propone pontificar.

            En realidad, Leer, escribir, soñar es un libro para disfrutar. Esta aseveración se sustenta en los rasgos del conjunto, pero sobre todo en las páginas que contienen el título Viejas Sirenas. Según Jorge se trata de una deuda contraída con el antiquísimo Homero y yo diría con Ulises, el viajero que palpita en cada uno de nosotros. Esas Viejas Sirenas son posibles gracias a la mediación magnífica del escritor Jorge Dávila Vázquez (Cuenca, 1947)